Mi amigo Carlos me invitó a volver a la finca más alta de Mallorca a ver
“nuestro” bosque, (yo sólo ayudé un poquito). Paseamos por la zona, ya no eran
aquellos planteles para repoblar, era un verdadero bosque. Paseé por debajo de su
sombra. Y eso era, entre otras cosas, por que ya hace mucho tiempo que estoy cuidando
de los árboles y de los bosques.
En ese momento, recordé que dentro de pocos días cumpliría 20 años en las
islas, trabajando por y para cuidar los árboles y los bosques en sus diferentes
facetas, gestión forestal, plagas forestales, repoblaciones forestales,
incendios forestales, etc.
Yo amo a los árboles desde siempre, ya que desde mi infancia los veía
crecer desde la ventana de mi habitación y más tarde pude conocerlos en
profundidad durante mis estudios como Ingeniero Técnico Forestal y en mis
viajes a los montes y bosques, del Pirineo y de otras cordilleras, a las que
subí a sus puntos más altos, Peñalara, Almanzón, Urbión, Aneto e incluso el
Teide.
Llegué a Mallorca el 27 de junio de 1990, y desde entonces he tenido el
privilegio de recorrer todos y cada uno de los términos municipales de las
islas, he subido a los puntos más altos de cada isla: Monte Toro (355 m . Menorca), Puig Major (1445 m . Mallorca), Na Popia
(352 m . Dragonera),
Na Picamosques (172 m . Cabrera), Sa Talaia de
Sant Josep (475 m .
Ibiza), Sa Mola (192 m .
Formentera).
Ayudé a plantar unas 1.000
Ha de bosque en Baleares con el programa de
reforestación.
He colaborado en la delimitación de los encinares de Baleares a escala 1:5000,
durante más de cuatro años, lo que me ha permitido recorrer los bosques de
encinas de todas las islas, desde los bosques de Menorca, a los frondosos de la Sierra de Tramuntana, como
Ternelles, Ariant, etc., también he recorrido los encinares del llano de
Mallorca, y he podido ver la mayor parte de los pies de encina de Ibiza, a los
que hemos realizado una ficha de cada uno de ellos, incluyendo los de Formentera,
que hay dos rodales de árboles de encina.
He podido ver los árboles más grandes y los más recónditos, y encontrar las
especies más escasas, como el Pinus
halepensis var. Cecilia, del cual
he tenido el honor de realizar la ficha del bioatlas y publicar un artículo de
su posible uso en jardinería y paisajismo.
He realizado informes sobre árboles singulares de Baleares, pudiendo ayudar
a salvar el Pi Ramut, uno de los pinos más raros de las Islas. Aunque también
hemos visto morir árboles como el Pi Gros de Santa María, o unos Pinus pinaster de Menorca.
He localizado casi todos los Alcornoques (Quercus suber) de Mallorca y Menorca. Y otras muchas especies raras
y escasas. Hemos medido un olivo en Can España (Ibiza), con 10’81 cm de
perímetro.
Me he fotografiado con los árboles más bonitos y grandes de muchos de los
lugares a los que he ido, Abies pinsapo
de la Sierra
de Ronda (Málaga), Sequoia sempervirens
de La Granja
(Segovia) o de los Jardines de Aranjuez (Madrid), o con el Taxodium mucronatun y los Aesculus
X Carnea del Retiro de Madrid, el Pinus
uncinata de Turixent (Parc Nacional d’Aigüestortes, Lleida), los Acebos de
La sierra de los Ancares en Lugo, mi querido Tejo de Canencia, sin olvidar las Pseudotsuga menziesii del mismo lugar, o
el Ginkgo biloba del Parque del Oeste
al que me abrazaba después de cada examen, el famoso Drago de Icod de los
vinos, en Tenerife, (Islas Canarias), o subido entre las ramas de un Fagus sylvatica en los hayedos más
septentrionales de España, en Segovia, o rodeando un Cedro 8 personas en
Luchon, Francia, o los Tejos de las Brañas en Cantabria, o un pino piñonero que
mi sobrino abrazaba en el parque del Capricho, junto al árbol de la vida, por
poner unos ejemplos.
Aquí en Baleares, con pinos como en Raixa, Pi Gros, encinas singulares de
Menorca o de Aumallutx en Escorca, Olivo en Ibiza, Arces opalus, en la finca de Balitx, etc.
Con árboles tropicales grandes y diversos como Ficus spp. en Sevilla, Valencia y en el Jardín de adaptación de
plantas tropicales de la
Orotava , en Tenerife, (Islas Canarias), por poner otros
ejemplos.
No me puedo olvidar de la
Taiga de Noruega, ni de los bosques tropicales de Méjico, o los
bosques densos del centro de Europa o del Hayedo-abetal de los pirineos, ni de
los pobres árboles aislados en zonas subdesérticas de Marruecos.
A veces me tengo que escapar unos días a ver colores otoñales o brotaciones
primaverales, perdiéndome en los valles más ocultos del pirineo, y allí me
abrazo a un árbol durante un rato inolvidable (es mi Dendroterapia, que me
devuelve la energía y la ilusión de vivir).
En mi cabeza queda la ubicación de muchos de los árboles que he buscado, y
las sensaciones y olores de cada lugar.
Por mi amor a los árboles y a la naturaleza, quería mostrar a la población
de las Islas, una representación de los árboles del mundo y por eso realicé un
proyecto de Arboretum Forestal para que se ejecutara en un monte público de
Mallorca, en Menut. Son 129 especies de los 5 continentes, incluyendo una
rocalla de las 4 islas grandes de Baleares, con plantas endémicas de cada una
de ellas.
Este proyecto fue mi pasión durante más de 2 años, me ilusionó que se
pudiera ejecutar como así me lo prometieron, pero se quedó en “standby”, porque
se habían seleccionado especies que no
eran autóctonas. El objetivo era mostrar especies de todas las partes del mundo
a la gente que no ha tenido la suerte de poder viajar. Y así conocer y amar a
los árboles y a los bosques.
Debido a este, mi proyecto, y durante mucho tiempo, viajé en mis fines de
semana y vacaciones, para conocer Jardines Botánicos y Arboretum de España,
Francia, Inglaterra, Holanda, Suecia, Noruega, Portugal, etc. He estado en 4
continentes y en todas y cada una de las Comunidades Autónomas de España,
aprendiendo de los árboles.
Fui acompañado por mi tutor y amigo, Santiago Soria, Subdirector de parques
y jardines de Madrid, y que durante su época de Jefe de Patrimonio Nacional,
proyectó un Coniferatum (Jardín de Árboles de coníferas), ubicado en los
Jardines de la Granja
de San Idelfonso (Segovia) y que además me mostró el Arboreto Luis Ceballos, en
el Escorial, o el Jardín de Aranjuez.
También pude disfrutar del Real Jardín Botánico Juan Carlos I de Alcalá de
Henares, junto a su apasionado director, quien me ilustró durante más de 4
horas.
Sólo me gustaría que en mis 23 + 5 años que me quedan de vida laboral,
pueda sentir la sombra de los árboles del Arboretum forestal de Menut, al igual
que lo sentí en los árboles del Puig Major y poder realizar la Dendroterapia en
ellos.
Mientras, estaré disfrutando de los beneficios indirectos de los árboles,
como el oxigeno que proporcionan, la
sujeción del suelo, evitando la erosión, disminuyendo el efecto del viento,
mejorando la infiltración, creando suelo, disminuyendo el efecto invernadero
gracias a su captación de Co2 en su madera, etc.
Siempre estaré aprendiendo de ellos, viajando y conociendo más jardines y
bosques de otros lugares y proponiendo nuevos proyectos en los que los árboles
serán la figura principal.
Escrito el 23 de mayo de 2010, en Palma
Luis Núñez Vázquez
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